LAS IMPRESIONES!!!!!!


La alegría, la tristeza, la esperanza, las preocupaciones, los problemas, la desesperación, etc.
Cualquier circunstancia, acontecimiento, por insignificante que parezca, llega a la mente en forma de impresiones.......
El ser humano siente, es un ser sensible, y vive muchas impresiones como sensaciones.
Todo organismo vivo experimenta sensaciones.
Existen cinco clases de sensaciones físicas, las correspondientes a los cinco órganos sensoriales.......
Además de las sensaciones que recogen los órganos sutiles cuando estos se encuentran desarrollados.
Cada vez que un órgano entra en contacto con un estimulo se produce la sensación, sea táctil, olfativa, visual o de otro orden.
Solo existen tres clases de sensaciones, agradables, neutras y desagradables.
Las agradables suelen despertar deseo y por consiguiente apego.
Las desagradables suelen desencadenar aversión y por ello, rechazo.
De las cosas que nos resultan desagradables normalmente intentamos huir, las apartamos, tratamos de cambiar las causas externas que las producen, hacemos lo que sea para librarnos de lo que nos parece incomodo, a pesar de todo, no hay forma de librarnos de la incomodidad hasta que no hayamos liberado el deseo.
Hagamos lo que hagamos con nuestro cuerpo, lo movamos como lo movamos, la incomodidad aparecerá de nuevo, porque estamos deseando la comodidad.
Evidentemente, desear constantemente la comodidad es un modo de pensar defectuoso y no tiene mucho sentido.
Se debe a que cerramos los ojos ante la realidad y tratamos de culpar siempre a otros de lo que nos parece desagradable, da igual a quien se culpe, la verdad de la vida es la impermanencia total y tenemos que comprenderlo para obrar de acuerdo con ella.
Cada día tratamos de liberarnos de las sensaciones desagradables librándonos de las personas y de las situaciones que las producen, culpando a las demás personas en vez de observar la reacción y comprender que la ah aparecido, que permanecerá un momento y desaparecerá, que nunca nada permanece igual, que si la observamos detalladamente, aunque solo sea un momento, estamos siendo atentos antes que reactivos.
Nuestra reacción, que pretende que conservemos lo agradable y nos desprendamos de lo desagradable, es la razón de nuestro continuo vagabundeo alrededor de la vida sin dirección alguna.
Este es un circulo del que normalmente no se sabe salir en el que damos vueltas y vueltas conservando lo agradable y liberando lo desagradable, lo único que nos puede sacar de este circulo es observar consciente y atentamente nuestras reacciones, y por la comprensión de lo que es dejar de reaccionar automáticamente y empezar a obrar adecuadamente.
Si por un momento comprendemos esto, nos desenvolveremos en la vida cotidianamente de una manera para todos positiva.
Si no miramos las sensaciones desagradables sin rechazarlas nunca podremos vivir espiritualmente.
Esta vida nos ofrece la situación ideal para aprender que las sensaciones desagradables son solo sensaciones, que no tenemos que aceptarlas ni identificarnos con ellas porque no las hemos invitado a aparecer en nuestra vida.
Si no las invitamos tampoco tenemos que pensar que son nuestras.
Normalmente, las impresiones hieren a la mente y esta, entonces, reacciona contra el impacto que proviene del mundo exterior.
Las respuestas de la mente a las impresiones, cuando no se vive conscientemente, son automáticas, se debe evitar tal reacción, y esto solo es posible interponiendo la consciencia entre la mente y las impresiones.
En tal caso, si nos pegan pegamos, si nos insultan insultamos, si nos invitan a beber bebemos, etc.
A no ser que nos demos cuenta de lo que ocurre en nuestra mente y en nuestros sentimientos cuando aparecen estas sensaciones, aremos una y otra vez reaccionando según la norma de nuestros viejos hábitos.
Lo que pensamos constantemente, aquello ante lo que reaccionamos una y otra vez, marca surcos en nuestro interior.
Como en un camino fangoso en el que un coche patina y se hunde cada vez más, así ocurre en nuestro interior, el surco se hunde más y más, hasta que al final es tan hondo que parece casi imposible poder salir de él y seguir avanzando.
Estamos en contacto con las cosas exteriores, las sentimos y reaccionamos.
Sentimos el dolor y deseamos automáticamente huir de el.
Todo es transformación.
El proceso de la vida, en si misma y por si misma, se fundamenta en la transformación.
Cada criatura del Universo vive mediante la transformación de una sustancia a otra.
Un vegetal por ejemplo, transforma el aire, el agua y las sales de la tierra en nuevas sustancias vitales, en elementos útiles.
En los seres humanos el alimento común entra en el aparato digestivo, donde se transforma para ser utilizado por el organismo, y el aire da transforma en el aparato respiratorio para ser igualmente utilizado.
Las impresiones, cuando se experimentan de manera consciente, también se digieren por la consciencia y nutre al ser humano, alimenta el cuerpo físico y aporta los componentes para la creación y el sustento del cuerpo existencial que son más sutiles que el físico, y por eso las impresiones llegan a sus mentes y permanecen así, sin transformar, dando origen y alimentando al ego.
Muy pocas personas viven siendo conscientes de lo que sucede en su “interior” y en su “exterior”, Necesitamos dejar de reaccionar y de vivir como autómatas, pero para ello, debemos ser conscientes, obrar adecuadamente y, con ello, permitir que se disuelvan todos los agregados psíquicos, diariamente los estamos creando al no digerir las impresiones. Necesitamos digerir las impresiones y dejar de crear otros nuevos, transformarlas en fuerzas distintas para no crear nuevos egoísmos, también necesitamos digerir las viejas impresiones, las que dieron origen a hábitos, emociones inferiores, pensamientos negativos, etc
Las que originaron el egoísmo que actualmente manifestamos.
La vida nos llega en forma de impresiones y es ahí, precisamente ahí, donde existe la posibilidad de trabajar sobre nosotros mismos.
Lo exterior resulta ser lo interior y es ahí, sobre lo interior, donde se debe trabajar.
Las impresiones son interiores.
Aunque sea difícil de entender, casi todos los seres humanos se hallan en una especie de hipnosis colectiva.
La lujuria, la codicia, el odio, el orgullo, la envidia, etc existen en forma de impresiones dentro de la mente y condicionan la consciencia.
La mente se encuentra tan enfrascada en el mundo de los cinco sentidos que cree firmemente que estos le muestran la realidad.
Pero el ser humano debe darse cuenta que vive en el propio mundo que crea con sus deseos, con sus pensamientos y sus sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tus comentarios:

Entradas populares